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Por una ética de la resistencia

Por una ética de la resistencia

 

La corrupción política es uno de los muchos modos que existen de ejercer violencia y violentar, a las sociedades y pueblos. Esta pequeña reflexión es un hecho más que manifiesto, constatable.

Durante la crisis de la Restauración española (finales del S.XIX), Joaquín Costa, describió con pluma acerada y gran acierto, el tipo de corrupciones y males que sustentaban al sistema político de aquel entonces (oligarquía, caciquismo, alternancia amañada de partidos, compra de votos, clientelismo, nepotismo) estos eran los males endémicos, que obstaculizaban el normal desarrollo social y económico de Aragón, estos canceres eran los mismos según Costa, para todo el estado español. Transcurridos más de cien años de aquellos escritos, podemos decir sin el menor atisbo de duda, que esas lacras continúan siendo los mismos problemas que atenazan y asfixian a nuestro pequeño país, por supuesto, al estado español también.  El caciquismo, las corrupciones, el clientelismo, continúan frenando que haya un efectivo desarrollo de todo nuestro verdadero potencial social, humano  y económico.

Hay  argumentos que puede avalar estas tesis de un modo irrefutable, todo el sórdido asunto, al más puro estilo mafioso, del Ayuntamiento de la Muela.

Cuando estallo este embrollo ya hubo compañeros que  dijeron: “esto solo es la punta del Iceberg”; El escándalo se ha instalado en  la D.G.A. de una forma permanente. Tres consejeros se mencionan en el auto de procesamiento e informes policiales,  hablan de Biel dando el visto bueno al Plan General de Ordenación Urbana de la Muela, en contra de los informes de dos consejerías y de la Comisión Provincial de Ordenación del Territorio, que propuso suspender dicho PGOU, mientras tanto, nadie da la cara y mucho menos se  asumen responsabilidades políticas. Desde los tiempos de Joaquín Costa, pocas cosas han cambiado en Aragón, incluso las inexistentes políticas culturales, continúan siendo iguales de desastrosas: la semana pasada se acabo de “espaldar” la iglesia de Lardies, hace unas semanas la torre de Tramaced, el estrago realizado al asentamiento neolítico de Chaves en Bastaras, ...El problema no es este patrimonio perdido y degradado, el verdadero y aterrador problema es que hay mucho patrimonio en esta misma situación,  a punto de derrumbarse y desaparecer, pero ya se sabe, lo que no da votos o dinero, no interesa mucho a los políticos que gestionan nuestras administraciones. Poco o nada han cambiado las cosas, las oligarquías y los caciques siguen imponiendo sus intereses personales, sus corrupciones y criterios, parece que solo les interese las expansiones urbanísticas, las recalificaciones y pelotazos, realizar infraestructuras que suben su precio final al doble, al triple de su valor inicial.

Todas estas actitudes y comportamientos aunque estén revestidos de estabilidad política, alianzas entre partidos, acuerdos político personales, no dejan de ser modos asóciales y delictivos de conductas amorales, delitos que generan alarma social y acaban resintiendo y cuestionando el sistema democrático y de libertades en el cual a todos nos gustaría vivir.

Y ¿De qué forma podemos los ciudadanos de a pie para ayudar a solucionar este problema endémico en Aragón? Desde TA, proponemos que utilicemos la ética, no como la interpretan y usan  políticos y partidos que actualmente están en las administraciones, no como una forma de entender la estética, sino como una cualidad auténticamente revolucionaría, radical y de cambio.

Si la ética lo que busca es descubrir, clarificar y comprender las relaciones que se establecen entre el proceder humano, los valores y las normas morales que se gestan y desarrollan en la vida social, lo adecuado seria, establecer unos verdaderos y eficaces parámetros, mecanismos de control, tanto de los políticos y sus actividades laborales extra-oficiales, sus patrimonios, así como, también debería de haber unos mayores y más eficaces dispositivos de vigilancia e intervención de las administraciones, de todos los órganos y departamentos que las componen, no hay otra forma en estos momentos de dar unas mínimas garantías de confianza a los ciudadanos, contribuyentes y votantes. La transparencia en las administraciones publicas y en los cargos politicos, debería de ser diáfana, totalmente cristalina.

Organismos independientes que controlen y vigilen todos los fallos,  perversiones y perversidades del sistema. No hay otro modo, ni otra forma de salir de este circulo vicioso, en el que estamos sumergidos desde hace cientos de años, hacer hincapié en la educación y enseñanza de los ciudadanos, seria básico y fundamental, la corrupción política a fin de cuentas no deja de ser un estado y modo de comportamiento aceptado, un reflejo de lo que en la sociedad se permite y se valora, terminar con todo esto y desde las administraciones, los partidos y los políticos, sería lo más progresista y revolucionario que en estos momentos se puede llevar a cabo. Esta es nuestra propuesta y compromiso, hacer de la ética una forma de resistencia ante el fascismo de la corrupción y de la vocación de servicio publico que deberían de tener los políticos, un dogma de fe. No solo queremos lograr la reconstrucción de un país, también queremos regenerar la vida publica y política de Aragón, para eso, se necesitan leyes y órganos de control, esa es nuestra manera de utilizar la ética, como una forma de resistencia progresista, contra la violencia de la corrupción, esto es un verdadero compromiso ético y moral, que asumimos todos los hombres y mujeres que constituimos TA.

 

Memento mori

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