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Es tiempo de mudanza

Es tiempo de mudanza

 

No hay nada más pernicioso, nefasto, nocivo, reaccionario y fascista, que un político corrupto. El gobernante deshonesto, atenta con sus actos y actitudes los fundamentos esenciales de la democracia, de todo aquello  que debería de ser y representar un servidor de eso que llamamos la cosa publica. Los políticos corruptos no tienen conciencia de servicio social, no se sienten obligados a  gestionar el patrimonio común de todos los ciudadanos, para una justa redistribución del erario publico

Exiguos conocedores de la ética, para ellos algo muy de antaño, olvidado en la falsa de sus recuerdos, un anacronismo que  estudiaron de adolescentes pero que enseguida se les olvido. Algunos, se hacen políticos  por medrar, por los contactos, la cantidad de gente que se conoce y sobre todo las miles de cosas que te proponen, las adulaciones, las llamadas, las prebendas. En Aragón,  los caciques pronto aprendieron las artimañas del cargo político y publico, descubrieron los muy ladinos, que podían prosperar en el ámbito personal, manejar pueblos, voluntades y ciudadanos.  Éticamente reprobables,  este tipo de caciques se siguen perpetuando  como una enfermedad endémica, continúan enquistados en el tejido social con los mismos modus operandis y actitudes, con las mismas pautas de comportamiento,  desde hace 300 años. No conocen ideología, color político, se imbrican en el tejido social, en las administraciones, en los partidos y viven en perfecta simbiosis con la sociedad; nosotros generamos dinero, trabajo, riqueza y ellos como verdaderos parásitos  se nutren y engordan con nuestros impuestos, con nuestro esfuerzo, realmente son un peligro social.

Las corruptelas nos salen a los ciudadanos doblemente caras,  por un lado pagamos el lado especulativo que tiene toda corrupción, por el otro tapamos los agujeros y déficits que, en las administraciones, estos corruptos suelen dejar. Antidemocratas por comportamiento y definición, solo buscan mejorar su situación personal a la sombra del poder y la política, importándoles un comino que los cimientos democráticos se tambaleen con sus comportamientos deshonestos y totalitarios. En Aragón, el clientelismo y los escándalos, han salpicado a políticos y partidos tejiendo una sutil red de empresas con intereses económicos por doquier y todo esto no a hecho nada más que empezar, como dijimos en un anterior articulo, de momento lo que vemos solo es la punta del iceberg. Lo que se adivina debajo es terrible, pero terrible solo para nosotros los ciudadanos, no para ellos.

Hay ciertos políticos que se comportan como si  estuvieran más allá del bien y del mal, como si los comportamientos éticos y morales que hay que detentar siendo político o ciudadano, no fueran con ellos, para ti sí, pero para mi, “ancha es castilla”: soy el oligarca de mi pueblo.  Por descontado que suelen  ejercer de muy españoles, de baturros, pero el daño que le hacen  a la política en general, a las arcas publicas en particular, es enorme. Si nuestro pequeño país quiere tener una mínima esperanza de futuro, tiene que depurar las basuras que pueblan la política aragonesa....

Otro tipo de espécimen político, son aquellos que ejercen de honrados, sacan pecho por ello y te lo venden como un valor añadido al ejercicio de su actividad política, como el principal valor esencial que ejercen y administran. Este tipo de politiquillos, también son ciertamente peligrosos y perniciosos, porque  jamás, y repito, jamás  la honradez tendría que ser un valor añadido en política, sino un valor “INTRÍNSECO”,  inherente a cualquier gestor  que ejerza una actividad publica. Tampoco nos vale socialmente un político honesto pero inútil.  La honestidad tiene que ser inseparable del ejercicio de la política y del cargo que se ocupe y si no es así y alguien sabe algo,  por favor, al juzgado, por el bien de todos, sobre todo de la democracia que como dice su definición más popular es el menos malo de los sistemas políticos.

 

Es evidente para TA, que los gravísimos problemas económicos que sufrimos en todo el orbe no son fruto única y exclusivamente de la economía, son las depravaciones políticas y podredumbres sociales las que nos han llevado a este colapso económico, administraciones publicas y privadas corrompidas, las avaricias de los poderosos,  nos han conducido a la debacle en la que estamos y de la que no vemos todavía el fondo.

Es tiempo de mudanza, de regenerar la vida publica, las administraciones, la conciencia de los políticos, la confianza de los ciudadanos, si bien es cierto que  para eso hay que manifestar una firme voluntad de cambio, creerse un País, unas ideas y convertir todo esto en una sinergia positiva, un viento fresco que lo limpie todo, que vaya más allá de este circulo vicioso,  una situación que vivimos desde hace cientos de años, pero que algún día los aragoneses nos tenemos que plantear acabar con ella de una vez y para siempre.

 

O Cazataire de Parolas

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